“Nada mejor que la leche materna” dirán todas las madres. Claro, es un vínculo único y que no vuelve a darse luego de los primeros años de los hijos. Pero no todas las mamás logran amamantar y allí es cuando se piensan diversas alternativas.
La leche de vaca es la más “popular”, estamos en un país en el que es común que los más chicos consuman éste lácteo. Sin embargo, el “pero” se vendrá a la cabeza muy rápidamente. Es que la leche de vaca no tiene los nutrientes necesarios para llevar adelante una alimentación completa, con todas las letras, por lo que pone en riesgo a la salud de los bebés que la consumen antes del año principalmente. Obesidad, deficiencia de hierro, mala formación de huesos y limitado desarrollo cognitivo, son algunas de las consecuencias que pueden aparecer debido al consumo muy temprano de leche de vaca.
“¿Entonces? ¿Qué hacemos?” preguntarán las mamás del otro lado de la pantalla. Para todo hay una solución, y para eso se crearon las fórmulas infantiles en todos sus tipos, pero que logran un objetivo primordial: brindarle a nuestros hijos los nutrientes necesarios para que alcancen todo su potencial de desarrollo.